Un organismo bien hidratado hace que la piel se mantenga saludable. El proceso es simple: tomamos una bebida, el agua que ésta contiene va al estómago y de ahí se distribuye al resto de los órganos, incluyendo la piel. Pero, ojo: más allá de tener que cubrir una "cuota" de agua mineral, hay que considerar que las infusiones, los jugos, los lácteos, la fruta, la verdura y los caldos, contribuyen a hidratar el cuerpo.
Cuando no se ingiere suficiente líquido, hay alteraciones en el organismo que disminuyen la capacidad de protección de la dermis. En cambio, una buena hidratación se verá reflejada en la elasticidad de la piel, cualidad que la hace más resistente a las agresiones del ambiente.
En general, sabemos que es importante ingerir suficiente agua en tiempos de calor, ya que la sudoración contribuye a deshidratar la piel, principalmente la del rostro, las manos y los antebrazos. Sin embargo, en época de frío también es necesario ingerir suficientes líquidos, ya que la piel está sometida a la resequedad que provoca el viento helado. Una buena forma de mantenerse hidratados en invierno es cambiar la botella de agua por un termo con alguna infusión caliente. Y, aunque parezca obvio, no hay que olvidar aplicarse un filtro solar que, como dicen los dermatólogos, es, hoy por hoy, la mejor crema antiarrugas.
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