Vacaciones, regalos, villancicos y comida, mucha comida.
Los excesos en la mesa pasan la cuenta, por lo que la moderación debe
estar presente en nuestras comidas y cenas navideñas.
Te damos algunos
consejos para que la cuesta de enero no sea tan empinada, al menos en lo
que a la salud se refiere.
Se puede probar de todo, pero la clave está en no darse un atracón.
Los excesos siempre resultan perjudiciales, sobre todo si se repiten una
y otra vez durante el periodo navideño. Por ello, el autocontrol será
nuestro principal aliado.
La elevada ingesta de dulces, de productos con un alto contenido en
sal y de bebidas alcohólicas puede hacer que la salud se resienta.
En
este sentido, la moderación en el consumo y algunos trucos a la hora de
preparar y de servir los alimentos mantendrán a raya los riesgos.
Así, sustituir parte de la sal por hierbas aromáticas es uno de los
consejos que habitualmente ofrecen los especialistas para reducir la
ingesta de ese condimento.
La Organización Mundial de la Salud recomienda que no se superen los
cinco gramos de sal por persona y día. Pero esta cantidad se sobrepasa
ampliamente en muchos lugares, lo que contribuye al aumento de la
presión arterial y, en consecuencia, al incremento del riesgo de
enfermedades cardiovasculares.
Cuando hablamos de alimentación, los excesos siempre son
contraproducentes y la Navidad es una época dada a ellos. Un médico experto en el tema dice que:"los ancianos, las personas con trastornos
digestivos y aquellas que padecen enfermedades crónicas como
hipertensión, diabetes o hipercolesterolemia deben tener especial
cuidado".
No se trata de evitar este o aquel alimento, sino de comerlos con
moderación. “Prohibirle a alguien que en estas fiestas consuma un poco
más de lo habitual, decirle que no beba alcohol o que no haga
transgresiones dietéticas es imposible”, asegura.
El médico afirma que la mejor opción es "negociar con los pacientes y alcanzar un acuerdo para que se controlen ellos mismos".
Lo principal es huir de los atracones y moderar el consumo de
alcohol, algo especialmente importante en el caso de ciertos colectivos
como los diabéticos, los hipertensos o las personas con problemas
digestivos.
Estos grupos de riesgo y las personas de edad avanzada son los que
con más frecuencia acuden a la consulta del médico en enero, tras
haberse excedido durante las celebraciones navideñas, para comprobar
cuánto se han pasado comiendo o bebiendo.
Esto, para el doctor
es “como hacerse trampas al solitario”.
Pero evitar los remordimientos y las consecuencias de los excesos
sobre la salud sólo requiere un poco de autocontrol y algunas
estrategias. En este sentido se sostiene que hay que
procurar no pasar hambre.
Saltarse la comida en previsión de una cena
contundente es un error, pues esto incrementa las posibilidades de darse
un atracón. Por el contrario, conviene llegar con menos hambre de lo
habitual.
Por Purificación León./YahooNoticias.
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