La psicóloga clínica Robin Zasio, quien aparece en el programa de TV "Acumuladores", publicó un libro de autoayuda con prácticos consejos para quienes tienen esa tendencia.
A menudo hace falta una crisis, mayor o menor, para impulsar a la gente a que modifique malos hábitos, particularmente cuando el cambio consume tiempo y provoca ansiedad.
El otro día, se atascó el cajón en el que guardo mis artículos de natación. Cuando finalmente logré abrirlo y vacié su contenido, conté más de una docena de trajes de baño (varios aún con las etiquetas de la tienda), 12 gorras de baño, 10 pares de 'goggles' (anteojos para nadar), e incontables clips para nariz y tapones de oído.
Después, recordé que lo mismo había pasado una semana antes con mi cajón de plumas y lápices, literalmente cientos de ellos, la mitad de los cuales estaban secos y eran inservibles.
Y ni siquiera debería mencionar mi congelador de gran tamaño o el enorme gabinete para medicina, donde las cosas caen cada vez que los abro. O mis botes de plástico del piso al techo con estambre, una descomunal pila de Bubble Rap, bolsas de bolsas de plástico y bolsas de compras, así como anaqueles de artículos que pensé que algún día pudieran ser regalos para alguien.
Habiendo terminado de leer "Homer & Langley", la novela de E.L. Doctorow sobre los hermanos Collyer -quienes fueron hallados muertos en una casa de ladrillo de Harlem bajo más de 100 toneladas de cosas que habían acumulado-, finalmente juré acometer mi tendencia de toda la vida a acumular demasiado de casi todo y lo que, al parecer, es mi incapacidad para desechar cualquier cosa que considere potencialmente útil para mí o alguien más.
Mi vida en una casa de tres pisos con un gran sótano facilitó enormemente el desarrollo de este hábito. Tenía abundante espacio para almacenamiento (y yo había llenado cada grieta y espacio del mismo) pero, con frecuencia, no podía encontrar las cosas cuando las necesitaba, incluyendo ropa, libros, artículos e incluso comida congelada que sabía que había almacenado en alguna parte. El año pasado encontré ocho tarros nunca abiertos de salsa de cóctel en el fondo de mi refrigerador. Había olvidado que los tenía y seguía comprando más.
Cuando estaba de oferta un producto de mi agrado (galletas graham, lápiz labial, champú, detergente, cereal, suplementos), a menudo compraba tantos como podía y los sumaba a reservas de por sí rebosantes. A menudo me da miedo que no sea capaz de conseguir más cuando lo necesite, inquietud validada ocasionalmente cuando un fabricante descontinúa algo que me gusta. Pero con mayor frecuencia, me canso de esos artículos y paso a otros mucho antes de haber usado todas las viejas compras.
¿Cómo acabar con el desorden de acumulación?
Hace poco, como si fuera el destino, llegó en el correo una copia de un libro que, sin duda, es el tomo más útil para cualquiera que tenga tendencia a la acumulación caótica.
Se titula "El acumulador en usted: Cómo vivir una vida más feliz, más saludable y sin revoltijo". Fue escrito por Robin Zasio, psicóloga clínica y estrella del programa "Acumuladores", así como directora del Centro de Tratamiento contra la Ansiedad en Sacramento.
Yo diría que el libro de Zasio prácticamente es el mejor libro de autoayuda que haya leído en mis 46 años como escritora sobre salud y ciencia. Al parecer ella conoce todas las excusas e impedimentos para lidiar eficazmente con un problema de acumulamiento, al tiempo que ofrece antídotos prácticos y demostrados clínicamente para combatirlo.
A menos que usted sea un acumulador extremo (del tipo que se presenta en el programa) que requiere de un año o más de terapia profesional, las explicaciones y pasos descritos en el libro pueden ayudarle a cualquier acumulador común a entender mejor la fuente del problema y sus consecuencias negativas, así como a superarlo y evitar una recaída.
Si bien no es posible incluir aquí todas las lecciones de Zasio, a continuación hay algunas que considero particularmente útiles.
Quizá el aspecto de mayor importancia consiste en acometer un solo proyecto a la vez y ceñirse a él hasta que se haya llevado a cabo.
"Empiece con el más fácil y siéntase orgulloso de lo que ha hecho", dijo Zasio en una entrevista.
Después, pase gradualmente a proyectos más desafiantes.
Programe tiempo para sacar cachivaches, digamos, una hora al día casi todos los días, hasta que haya acabado.
Sin duda, puede causar ansiedad deshacerse de cosas que usted ha coleccionado, aunque sean valiosas. Pero, como dice Zasio y yo he descubierto, la ansiedad anticipada suele ser peor a lo realmente ocurre más tarde. Incluso si es intensa, la ansiedad se disipa si usted se sienta o hace algo divertido o relajante hasta que pase.
Forme tres pilas de cosas: guardar, donar, desechar (evite mi error de hacer una cuarta pila bajo la categoría de indeciso, que meramente terminará moviendo a otra parte de la casa). Deshágase de las pilas de desechar y donar tan pronto como sea posible. Conserve solo los objetos que tienen un "hogar" en su hogar.
Zasio reconoce que tiene 175 pares de zapatos, pero, dijo, "están muy bien ordenados, y tengo acceso a todos ellos".
Me ha sido más fácil deshacerme de ropa, zapatos y joyería que ya no uso si los regalo a personas que sé que pueden usarlos. Sin embargo, también es satisfactorio donarlo a organizaciones.
Estrategias de mantenimiento
En particular, tengo dificultad para resistirme a "ofertas" del tipo de "compre uno, llévese otro gratis", remates de medio precio y de compras al mayoreo en grandes supermercados. Piense primero dónde irán los productos y cuántos de ellos ya tiene usted. Estas ofertas y remates se repetirán, y usted tendrá otras oportunidades. Si es necesario, deje de leer volantes de ofertas.
"A final de cuentas, si nunca llega a usarlo, un artículo en oferta pudiera terminar costándole más de lo que ahorra", destacó Zasio.
Recuerde que, al igual que comida y medicina, los productos de belleza tienen fecha de caducidad, así que comprar más de lo que necesitará en el futuro cercano puede ser un desperdicio.
"Está bien tener un repuesto, ¿pero, realmente necesita 10?", preguntó Zasio.
No traiga nada nuevo a casa a menos que tenga un lugar apropiado para el producto.
"Si usted no puede identificar un sitio para colocarlo, probablemente no debería llevarlo a casa", destacó.
Al poner en orden mi propio desorden, me di cuenta de que mi difunto esposo -quien frecuentemente me preguntaba "¿cuántos rollos de papel sanitario necesitas realmente?"- tenía sus propios problemas de acumulación.
Descubrí viejas latas de pintura, marcos para fotografías y libros que él había encontrado en la calle, todo tipo de madera, cajas de cristal roto, cada versión de cada canción y programa que escribió alguna vez (era lírico y dramaturgo), y bolsas de recuerdos de nuestros hijos gemelos desde el preescolar (actualmente tienen 42 años de edad).
Al poner en orden sus cosas y las mías, evitaré a mis hijos una horrible tarea cuando yo ya no esté.
Y cuando deje de perder tiempo acumulando, almacenando, buscando y moviendo cosas que realmente no necesito, pudiera tener tiempo para un nuevo compañero: un perro.
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