En la búsqueda de información sobre por qué algunas personas tienden a comer de más, un pequeño estudio sugirió que el cerebro actuaría diferente ante un estómago lleno, según el peso de la persona.
En un estudio cerebral por imágenes sobre 18 voluntarios, investigadores hallaron que aquellas personas con peso normal y sobrepeso tenían distintos patrones de activación cerebral como respuesta a las señales estomacales de "saciedad".
Los participantes con sobrepeso mostraban menos actividad en un área del cerebro conocida como amígdala posterior izquierda. La amígdala regula las emociones y tiene un papel clave en el apetito y la alimentación.
Estos resultados son la primera evidencia de relación entre la amígdala izquierda y la sensación de saciedad, afirmó el doctor Gene-Jack Wang, autor principal del estudio e investigador del Laboratorio Nacional Brookhaven.
Wang explica que los resultados sugieren también que una menor actividad en esa región explicaría por qué algunas personas siguen comiendo cuando el estómago está moderadamente lleno.
Los resultados serán publicados en la revista NeuroImage.
Para el estudio, el equipo usó balones gástricos que se podían dilatar para crear distensión estomacal en cada voluntario con el fin de estimular la sensación de saciedad que provoca una comida.
Asimismo, se empleó resonancia magnética funcional (IRMf) para visualizar la actividad cerebral de los participantes a medida que sus estómagos se distendían.
El equipo halló que los voluntarios con sobrepeso sentían menos saciedad que los participantes con peso normal cuando el estómago se distendía moderadamente. En aquellos con sobrepeso, la amígdala estaba menos activa.
Los resultados, para Wang, indican que la amígdala sería un buen objetivo para las terapias de descenso de peso. Eso, dijo a Reuters Health, incluiría medicamentos y terapia conductual.
En otro estudio, explicó Wang, el equipo halló que algunas personas podían suprimir el deseo de comer delante de los alimentos que más les gustaban y que eso, a su vez, modificaba la actividad en la amígdala.
Esto significa, precisó el autor, que la terapia conductual modularía la actividad de la amígdala y el apetito en algunas personas.
FUENTE: NeuroImage, 15 de Enero del 2008
Escrito por Amy Norton.New York. Reuters Healt.
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En un estudio cerebral por imágenes sobre 18 voluntarios, investigadores hallaron que aquellas personas con peso normal y sobrepeso tenían distintos patrones de activación cerebral como respuesta a las señales estomacales de "saciedad".
Los participantes con sobrepeso mostraban menos actividad en un área del cerebro conocida como amígdala posterior izquierda. La amígdala regula las emociones y tiene un papel clave en el apetito y la alimentación.
Estos resultados son la primera evidencia de relación entre la amígdala izquierda y la sensación de saciedad, afirmó el doctor Gene-Jack Wang, autor principal del estudio e investigador del Laboratorio Nacional Brookhaven.
Wang explica que los resultados sugieren también que una menor actividad en esa región explicaría por qué algunas personas siguen comiendo cuando el estómago está moderadamente lleno.
Los resultados serán publicados en la revista NeuroImage.
Para el estudio, el equipo usó balones gástricos que se podían dilatar para crear distensión estomacal en cada voluntario con el fin de estimular la sensación de saciedad que provoca una comida.
Asimismo, se empleó resonancia magnética funcional (IRMf) para visualizar la actividad cerebral de los participantes a medida que sus estómagos se distendían.
El equipo halló que los voluntarios con sobrepeso sentían menos saciedad que los participantes con peso normal cuando el estómago se distendía moderadamente. En aquellos con sobrepeso, la amígdala estaba menos activa.
Los resultados, para Wang, indican que la amígdala sería un buen objetivo para las terapias de descenso de peso. Eso, dijo a Reuters Health, incluiría medicamentos y terapia conductual.
En otro estudio, explicó Wang, el equipo halló que algunas personas podían suprimir el deseo de comer delante de los alimentos que más les gustaban y que eso, a su vez, modificaba la actividad en la amígdala.
Esto significa, precisó el autor, que la terapia conductual modularía la actividad de la amígdala y el apetito en algunas personas.
FUENTE: NeuroImage, 15 de Enero del 2008
Escrito por Amy Norton.New York. Reuters Healt.
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