Los síntomas que
desenmascaran al Alzheimer, la enfermedad crónica que provoca mayor
dependencia, por encima de otras como el ictus, la enfermedad de Parkinson
o las enfermedades vasculares.
Las enfermedades
neuronales siguen estando fuertemente estigmatizadas en la sociedad
actual al englobadas dentro de la categoría de ‘demencias’ y asociarlas
al envejecimiento.
Sin embargo, la
pérdida de memoria (síntoma principal) cada día afecta a personas más jóvenes.
Por eso, los expertos señalan en la importancia de acudir al especialista al
primer indicio.
Aunque en la última
década se ha realizado un avance notable en la detección precoz de la
enfermedad, sus cifras irán en aumento en los próximos años.
Se estima que entre un
30 y 40% de los casos podrían estar sin diagnosticar, más solo están
identificados un 20% de los casos que aún son leves.
El problema es que
cuando una persona empieza presentar los primeros síntomas clínicos, la
enfermedad ya lleva años presente en su cerebro. Esto hace que las
primeras fases del Alzheimer suelan pasar desapercibidas.
Hasta que no se
produce una disfunción o pérdida neuronal que el enfermo no
puede compensar, no suele acudir a la consulta del médico.
De hecho, no lo hace
hasta que sufre alteraciones importantes de memoria o sospecha de
deterioro cognitivo. Pero entonces la enfermedad ya está avanzada.
Por eso, los
expertos señalan en la importancia
de acudir al especialista al primer indicio.
Hay que reducir el número de personas en las que se diagnostica esta
enfermedad en fases avanzadas, pero también aumentar la sensibilización social
para que se entienda que la causa de la pérdida de facultades y de la
capacidad de hacer cosas no es necesariamente por envejecimiento y
que, por lo tanto, debe ser evaluada.
Sobre todo hay que
prestar atención a síntomas que podemos recordar como las cuatro Aes y una C.
Las Aes son:
1. Amnesia: incapacidad
para recordar hechos recientes, aún a pesar de que se utilicen pistas o
claves;
2. Afasia: dificultad para
denominar objetos sencillos;
3. Apraxia: dificultad en el
manejo de utensilios domésticos o herramientas y
4. Agnosia: dificultad para
reconocer el entorno o para reconocer que tiene deficiencias en su
memoria.
La C hace referencia a la Conducta,
a cambios en el estado de ánimo, irascibilidad y apatía.
Las recomendaciones
de los expertos se centran fundamentalmente en dos puntos clave: detección
precoz de los primeros síntomas, y ejercitar la memoria y la función
intelectual.
Además, mantener una
dieta equilibrada, baja en grasas, protege frente al deterioro cognitivo; y la
vitamina E ejerce un efecto protector.
El brócoli, las
frutas del bosque, las sardinas y las nueces son algunos de los alimentos que
ayudan a mejorar la memoria. Como las algas marinas y la de la grasa de pescado.
Así que incluye en tu
dieta más vegetales y pescados como salmón, atún, sardinas y arenques, algunas
de las mejores fuentes de ácidos grasos omega-3.
En general, mantener
unos hábitos de vida saludables puede reducir el 40 por ciento de los casos de
Alzheimer.
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