martes, 19 de febrero de 2013

Fantasma del pasado: 39 años después.

         Hoy al salir del metro U de Chile, por el paseo Ahumada, me encontré con María Virginia, a quien conocí a fines de 1974. 

        En esa época ella era joven, interesante, bien vestida, buen vocabulario, buen pasar. 

       Conocía a todo el mundo. Vivía sin problemas en un hermoso bungalow en Providencia. Contaba incluso con mayordomo de librea y todo.

       Cierta vez le conté que había estado en una recepción diplomática donde conocí a un embajador . Me dio todos los datos de el, incluso su número telefónico privado. Los comprobé y eran ciertos.

       Muchas veces le veía hablando
por teléfono. Y en su agenda tenía datos de personas muy Vip, incluyendo mas de algunas del gobierno de esa época.

      Una noche la encontré en el centro, la invité a un trago. Conversamos amenamente un par de copas.


 Ya cercano el toque de queda, me despedí para alcanzar a llegar a tiempo a casa. 

 Nos despedimos en la Alameda frente al Palacio de Gobierno. 

 Siempre nos saludábamos con un beso en cada mejilla. "Como los franceses" me decía.

            Después no la vi por unos cuantos años. Cuando la reencontré  me pareció algo extraña. Seguía vestida conforme a su muy propio estilo, algo vintage,  con turbantes, collares, ojos bien maquillados, faldas  largas.  


          Su tema seguía siendo la socialité santiaguina.

          Hubo ocasiones en que la veía, y me escabullía. Usualmente yo andaba de prisa y me era muy difícil eludir sus charlas tan extensas.

         Hoy, estaba muy distinta. Mal vestida, mal maquillada. Sus manos, antes manicuradas, estaban sucias, sus uñas negras. Desaseada. Su boca casi desdentada del todo.

         Rodeada de bolsas plásticas, ocupaba casi por completo un banco del paseo Ahumada.


         Reconociéndome, me llamó. 


         Me acerqué y le saludé con un beso en cada mejilla. 

        Dijo estar enferma, en situación de calle. "Por consejo de alguien importante, vendí mi casa y quedé sin nada". No parecía ser cierto lo que decía.

         Me mostró sus tobillos y muslos llagados y malamente cubiertos por vendajes sucios.


         Pensé que estaba a un paso de gangrenarse y de sendas amputaciones.

         Sentí una pena inmensa. La escuché por cerca de media hora. Sólo delirios de grandeza y recuerdos


         Me despedí tal cual le saludé.

         Ahí me percaté que había muchas personas participando como espectadores no invitados a este encuentro tan dispar y de las historias sobre personajes encopetados.

   Les miré y les dije: "Ella era muy hermosa y de la alta sociedad".


  Me quedaron mirando incrédulos y, después, cada cual siguió en sus quehaceres

        Proseguí mi camino


          Y ella se perdió en la calle como una lágrima....

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante historia. No deja de provocar algo de melancolía.
Me recuerda mi re encuentro de hace unos años con un amigo añorado de la juventud. Descubrí que estaba loco y que lo estuvo siempre. Solo que ahora, mi madurez me permitía advertirlo.
Yo soy tu comentarista anonimo y solicito salir del anonimato. O que al menos contestes mis opiniones. ¿Cómo sabes si de aquí brota o rebrota, mejor dicho, una amistad?

Ricardo Aliaga Bascopé dijo...

Estimado Anónimo: Agradezco tu buena voluntad para visitar este Blog. Me llama la atención porque son muchos los que le visitan y muy pocos los que comentan en el.

Hay millones de Blogs realmente apasionantes y entretenidos que este. Sobre la marcha, te remito a uno que es creatividad e ingenio puro:

http://lillymarmat.blogspot.com
/2011_01_01_archive.html

Date una vuelta por el. Te aseguro quedarás fascinado y no podrás dejar de volver a visitarlo y comentar y disfrutar cada uno de sus escritos.

Anónimo dijo...

Muy generoso de tu parte...ja ja
Nadie podría pensar que lo haces de casualidad...

Anónimo dijo...

Qué generoso eres! Me imagino que ese blog que tanto elogias debe ser de alguien a quién estimas mucho. Te invito a que juntos entremos a ese blog y los dos dejemos un comentario ¿Qué te parece?