De esta manera, muchos políticos fueron elegidos con vocaciones casi mínimas que, en circunstancias normales equivaldrían a una derrota.
El problema, en caso que vuelva el voto obligatorio, será que los votantes potenciales se comporten igual que los evasores del Transantiago. Se acostumbraron a no pagar y las penas por ello en la práctica no son aplicadas.
De esta manera, los chilenos aptos para votar, seguirán quedándose en sus casas, se irán de paseo de fin de semana y harán otros miles de cosas, menos ir a votar.
Porque siendo tantos ¿Quien les va a castigar?
Estamos en un país en que cuando se comete un robo en sitio habitado, los que deben hacerlo han dicho que mas del 93% de esos delitos no son investigados. Por ello, los afectados ya no pierden el tiempo en ir a hacer denuncias.
Consecuencia de ello es que los que deben velar por los ciudadanos dicen que la delincuencia ha disminuido en todo el país.
Finalmente, con la reforma del sistema electoral , en algunas regiones del país, se puede crear un partido político con sólo 100 firmas de adherentes.
Se nos viene encima la posibilidad de estos improvisados partidos políticos se multipliquen como la maleza.
Y los pocos que deseen ir a votar, podrán elegir entre candidatos y candidatas de las mas diversas características. Por ejemplo, el que carga a gastos electorales el costo de sus calzoncillos de marca.
O por la señora que grita y habla a puro garabato y no dice nada. O por el que tiene cheques protestados por las empresas que le hicieron la publicidad. O por otros que aún no se sabe como se financian.Etc.etc.etc.
Me apena que, por unos pocos que debían ser líderes y modelos de probidad, y que resultaron ser todo lo contrario, se está amenazando a esta democracia que tanto costó recobrar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario