Existen
bebidas muy sabrosas y se nos hace agua la boca por probarlas. Están
aquellas que desatan el malicioso impulso de mezclarlas con coca-cola, y
si es necesario, rari-cola. Otras, normalmente de mejor calidad, se
consumen “puritanas”, quizás con conversación, ya sea en un restaurant
lujoso, la cuneta del barrio o la mesa familiar .
En ocasiones, se agrega una guitarra, cantos de protesta, fuego, melón y
buenos amigos. Cerveza, vino, pipeño, Coñac, Whisky, oporto, Vodka,
dones del cielo que se nos presentan sublimes, y sin embargo,
traicioneros. Cada uno tiene su forma preferida de consumirlos, pero
todos nos preguntamos por qué algo tan apetecible tiene que llegar a
tener consecuencias tan indeseables.
Muchos habrán sentido ese odioso e intenso dolor corporal la mañana
siguiente de haber bebido demasiado de estos brebajes. Estamos hablando
de la temida “caña” y su arma más letal: el “Hachazo”. En esta columna
trataremos de entender algunos de los mecanismos químicos que producen
la caña.
Estar
“con Caña” se entiende como el malestar corporal generalizado que se
produce de 4 a 24 horas después del consumo excesivo de alcohol, el
término médico es veisalgia. Mientras que “hachazo” es otro chilenismo
que ilustra magistralmente el profundo dolor de cabeza, o cefalea, que
suele acompañar la caña. Todos los tragos que hemos nombrado tienen en
común el estar compuestos por alcohol, más exactamente, etanol (o
alcohol etílico).
¿Cuál es la estructura del etanol?
El
etanol es una pequeña molécula compuesta por dos carbonos más un
grupo OH, o “alcohol”, que le dan la capacidad de disolverse fácilmente
tanto en agua como en grasas o lípidos (figura 1). Esto permite que el
etanol que ingresa por nuestra boca se absorba completamente a nivel
del estómago para repartirse rápidamente por toda nuestra sangre
(mayoritariamente compuesta por agua).
La
buena solubilidad del etanol en grasas hace recomendable ingerir
comidas que las contengan antes de las bebidas alcoholicas para evitar
la resaca. Gracias
a su solubilidad en lípidos el etanol puede entrar sin mayor
dificultad a nuestras células e incluso superar la estricta barrera
hematoencefálica que aísla nuestro cerebro de sustancias extrañas que
ingresan al torrente sanguíneo.
Una vez dentro de las neuronas, causará
efectos rápidos en nuestra conducta, como por ejemplo, sentirse alegre o
"entonado".
¿Cómo se genera la caña?
Para
entender la caña hay que conocer cómo se elimina del cuerpo el etanol
que, como dijimos, ingresa rápidamente a nuestra sangre. Una vez que la
caña o resaca se desencadena, la cantidad de etanol en nuestra sangre
es nula o muy baja, pero aumentan notablemente los compuestos químicos
derivados de su degradación.
El principal órgano encargado de la
degradación del etanol es el hígado. En él ocurren dos reacciones
fundamentales mediadas por enzimas (proteínas que aceleran las
reacciones químicas en los seres vivos). La primera es la alcohol
deshidrogenasa (ADH) y media el paso de etanol a acetaldehído, la
segunda reacción es mediada por la enzima aldehído deshidrogenasa (ALDH)
y transforma el acetaldehído en ácido acético o acetato (el mismo
componente del vinagre).
En nuestras células, el acetato es fácilmente
convertido en grasa o energía, mientras que el acetaldehído es un
compuesto más tóxico y su aumento produce daño celular. En general, se
piensa que el acetaldehído es el principal responsable de los síntomas
desagradables que produce el exceso de alcohol. De hecho, el temido
hachazo ocurre por la dilatación de los vasos sanguíneos del cerebro
producto de su acumulación en la sangre.
Como dato aparte, estos dolores de cabeza se pueden combatir con anti inflamatorios como ibuprofeno o aspirina, pero no se debe usar paracetamol, pues junto con el acetaldehído es demasiado tóxico para nuestro hígado.
Otra causa del dolor de cabeza en la borrachera es la deshidratación que se produce por el aumento en la eliminación de orina (vamos muy seguido al baño). Esto sucede porque el alcohol inhibe la liberación a la sangre de la hormona antidiurética o ADH por parte de la glándula pituitaria del cerebro. Esta hormona está encargada de aumentar la retención de agua y sales en los riñones.
Como dato aparte, estos dolores de cabeza se pueden combatir con anti inflamatorios como ibuprofeno o aspirina, pero no se debe usar paracetamol, pues junto con el acetaldehído es demasiado tóxico para nuestro hígado.
Otra causa del dolor de cabeza en la borrachera es la deshidratación que se produce por el aumento en la eliminación de orina (vamos muy seguido al baño). Esto sucede porque el alcohol inhibe la liberación a la sangre de la hormona antidiurética o ADH por parte de la glándula pituitaria del cerebro. Esta hormona está encargada de aumentar la retención de agua y sales en los riñones.
Como el etanol
detiene su liberación, los riñones eliminan más orina, perdiendo líquido
a tal punto que las meninges que cubren nuestro cerebro se contraen y
causan un gran dolor de cabeza.
Por ello es recomendable tomar un par de
vasos de agua durante el consumo de bebidas alcohólicas.
Si bien no
está fehacientemente demostrado, sería bueno superar la caña con jugos
de fruta, puesto que la fructosa podría estimular la eliminación de los
metabolitos del alcohol. La fruta es buena además para combatir la baja
de azúcar en la sangre que se asocia con náuseas y ganas de vomitar.
Frecuentemente no es solamente el etanol el que nos deja con caña, sino
que también sustancias adicionales de los tragos llamadas congéneres,
entre ellas encontramos polifenoles, carbohidratos e incluso metanol (un
tipo de alcohol muy reactivo y tóxico).
Existen
personas que tienen menor tolerancia al etanol y se emborrachan
rápidamente, esto es muy común en poblaciones de origen asiático. Ellas
transforman demasiado lento el acetaldehído en acetato, lo acumulan y
les basta muy poco alcohol para sentirse rápidamente pésimo. Se podría
decir que estas personas están naturalmente protegidas contra
alcoholismo ya que normalmente van a tomar muy poco.
Esto sucede porque
tienen genes que codifican una variante de la enzima ALDH que no
funciona de manera adecuada, pues es muy lenta. Por otro lado, existen
personas con "buenas versiones" de la enzima que transforman
eficientemente el acetaldehído en acetato, pudiendo tomar más que el
resto sin sentir los efectos negativos.
En base a estos datos se han
desarrollado medicamentos para tratar el alcoholismo crónico como
“disulfiram”, el cual inhibe a la enzima ALDH. De esta manera, después
de tomar la tableta del medicamento la persona no será capaz de ingerir
alcohol, puesto que se acumulará acetaldehído y se sentirá realmente
mal.
Actualmente el diseño de fármacos y terapias para sanar el
alcoholismo se basa en estas reacciones y es un campo muy amplio de
investigación.
Por supuesto que ninguna de las cosas difíciles del alcohol nos puede quitar las ganas de celebrar y seguir tomando.
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Fuente: http://www.metododeltocino.blogspot.com/2013/12/nunca-mas-tomo.html
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