
Años ha, cuando estábamos libres de estas extrañas costumbres, me llamaba la atención notas terribles sobre algunas personas desquiciadas que, cuando llegaban los niños a pedir dulces, les obsequiaban caramelos que llevaban incrustadas trozos de hojas de afeitar.
También aumentaban otras formas de criminalidad en esas épocas.
Se filmaron decenas de películas sobre esos temas.

¡Ojalá nunca caigamos en estos excesos!
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