martes, 22 de diciembre de 2009

Palabras invasoras. Palabras no deseadas. Palabras que pueden hacer daño.


 Estoy viendo el TV Cable. Somos los únicos seres de la creación que pagamos altas sumas para soportar muy malos avisos comerciales.
 Suena mi teléfono. Respondo y es una grabación:
"Le habla su amigo, el diputado Farsán Tonteira". No escucho más y corto. Recuerdo a este individuo cuando atacó cobardemente, dándole un empujón por la espalda, a un parlamentario que hablaba con la prensa. Y, a la agresión, agregó estas célebres palabras: "¡La Política es una mierda!". En eso estoy de acuerdo. Pero, a pesar de ello, este personaje sigue sumergido por completo en la política. ¿Olerá como ésta?
 En la tarde, otra llamada. De Ripley. Me comunican que tengo un crédito que supera con creces mas de tres años de mi pensión. Respondo que por favor actualicen sus bases de datos, pues, hace mas de quince meses cerré mi cuenta en esa cadena comercial.
 Siguen llamadas. Ahora es del Parque del recuerdo.
Otra mas, habla una mujer con voz chillona y de acento extranjero. No entiendo nada. Y me da pena este malgasto de tecnología y dinero.
 Ser interrumpido tontamente colma mi paciencia. Ahora es mi celular. Suena alarma de mensaje. Estoy en una reunión importante y todos quedan mirando. Es un mensaje de texto: "Ivonne. Anda cuanto antes a Falabella y usa tu CMR, para..."No sigo leyendo y lo elimino. Primero, mi nombre no es Ivonne., segundo, me da lata esta invasión de la privacidad.
 En la reja de mi casa tengo un buzón que se llena de cartas publicitarias, que debo pagar al cartero.
 En mi jardín aparecen impresos con folletos religiosos, ofertas de gasfiteres, electricistas, matrículas para colegios, propaganda política y otros variados panfletos. ¡Cuantos bosques habran sido arrasados para hacer estos papeles que debo echar a la basura!
 Estoy escribiendo estas líneas, cuando recibo un  nuevo llamado. Es un señor que habla muy rápido. Es uno de esos telefonistas esclavos del telemarketing. Se me ocurre que son como las cajeras de algunos supermercados que deben usar pañales para no abandonar sus cajas. Estos telefonistas deben estar hablando todo el día sin perder un segundo tratando de vender. Se identifica como de la Empresa VTR. Confirma mi nombre y me pide le corrobore que nací en el día 3 de Diciembre de 19XX. Le respondo afirmativamente. El interlocutor me dice que me llamaba para hacerme una oferta de su empresa. Pero que mi edad no era la que estaba contemplada en la promoción. Así que se despidió de inmediato. Fue algo así como si me hubiesen dicho "Eres un viejo de mierda y no me sirves".
 Y como que me anduvo doliendo. Le conté a mi hija menor. Ella dijo seriamente: "Eso es muy duro, padre".
 Pienso en cuantas personas son segregadas por ser de la tercera edad, o tener alguna discapacidad. Muchas personas se llenan la boca con estas palabras y no están ni ahí con nosotros. Salvo cuando nos necesitan.  ¿Les ha sucedido?

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