En San Fernando, a comienzo de los "60, había dos grandes establecimientos educacionales, para varones que deseaban seguir cursando estudios superiores. Uno, el Instituto Marista, religioso) y el otro el Liceo de Hombres "Neandro Schilling", fiscal. Todos los años, a mediados de Octubre, el Instituto Marista se liberaba de alumnos que tenían bajas calificaciones o bien una muy mala conducta. La solución para que estos no perdiesen el año, era reubicarse en Liceo de Hombres. Y así fue que, por su inquietud, ironía, y otras cualidades non gratas, mi amigo Julio pasó a formar parte de los estudiantes de un establecimiento público. Entró a un 5º año de Humanidades. Ubicose al fondo de la sala de clases, tras una larga mesa rectangular que servía de escritorio comunitario, a los 7 mas revoltosos de ese curso. Y creó el Grupo "Los Caballeros de la Mesa Cuadrada". Su lema era: "Todo lo que existe tiene causa. Dios no tiene causa, luego ¡No existe!". Con esta pura nota ustedes se habrán dado cuenta que su ausencia no fue muy lamentada en el colegio católico.
Se acercaba el período de examenes de fin de año. Una noche de Primavera, caminando por la plaza nos dimos cuenta que el aire tenía las primeras calideces que anunciaban buen tiempo. Además, la iluminación era lo suficientemente buena como para leer un libro o un cuaderno. Y decidimos ir a estudiar a la plaza. Se nos unió otro amigo, Gabriel. Era un ambiente muy grato para estudiar. Sin gente paseando, libre de ruidos, salvo el del fluir del agua de la fuente central. Otros condiscípulos supieron de la idea y comenzaron a imitarnos. Así nos bautizamos como la F.M.N. o Federación de Mateos Nocturnos.
Era la época de los malones. Inocentes encuentros juveniles, que terminaban no más allá de las 21.00 Hrs. Las doncellas sanfernandinas iban a ellos acompañadas de sus madres. Cuando alguien quería pretender a una de las chicas ,y lograban el permiso para cortejarla, dicha acción era monitoreada por algún hermano o hermana menor de la jovencita.
La creación de la F.M.N. atrajo la atención de las integrantes del Liceo de Niñas de San Fernando. Estas, con el pretexto de "ir a estudiar en la casa de una amiga", comenzaron a alborotar a los aplicados varones de la Plaza.
Y sucedió que el espacio cultural se saturó. Muchas parejas mixtas de estudiantes, decidieron buscar nuevos destinos para aumentar sus conocimientos. Así, algunas iban a las cercanías del Estadio Municipal. Un sitio bien poco luminoso. Era como el Cerro de Santa Lucía en Santiago. Como decía Nicolás Guillén: "Cerro de Santa Lucía... ¡Tan pecador en la noche. Tan inocente de día!".
Y pasó lo inevitable: Decenas de escolares se embarazaron. Hubo un caso muy comentado. Uno de los padres, de esos que acompañaban en el salón de la casa, a su hija y a su pretendiente, casi tuvo un colapso al ver que iba a ser abuelo. Previo matrimonio de los infractores y cumplido el plazo normal, dos gemelos blanquitos, rubios, de ojos azules, llegaron a alterar la paz hogareña.
La prensa local rasgó vestiduras. La radio denunciaba tan vergonzosas situaciones. La promiscuidad juvenil era denostada en forma total, por un locutor que, cuando terminaba su turno, se iba al prostíbulo mas conocido de la ciudad.
Ante tan gran alboroto ciudadano Julio, Gabriel y yo, volvimos a estudiar en nuestras casas. Y de la F.M.N. no se supo nunca más...
No hay comentarios:
Publicar un comentario